La localidad ha vuelto a volcarse en el recuerdo de quienes dieron su vida protegiendo el monte, en un acto cargado de emoción, memoria y compromiso, como sucede cada año desde entonces.
Veinte años después del incendio de La Riba de Saelices, el municipio de Cogolludo ha vuelto a rendir homenaje a los once trabajadores del retén local que perdieron la vida en uno de los episodios más trágicos de la historia reciente de Castilla-La Mancha. Cuando han pasado dos décadas de aquella jornada devastadora, el recuerdo de los que murieron defendiendo el monte permanece intacto en la memoria colectiva del pueblo.
El acto conmemorativo ha tenido lugar, como cada año, junto al olmo centenario de la Rotonda Puerta de Guadalajara, donde se alza el monolito en honor a los fallecidos. Un espacio cargado de simbolismo donde el silencio, la emoción contenida y el respeto han sido los protagonistas. A las 11:30 horas, ante más de medio centenar de vecinos y vecinas, ha tomado la palabra el alcalde de Cogolludo, Juan Alfonso Fraguas.
“El recuerdo de los once fallecidos está presente cada día, pero especialmente hoy. No olvidamos nunca, y menos aún cuando nos acompañan a diario los actuales miembros del retén de Cogolludo”, ha señalado el regidor. En su intervención, ha subrayado los avances logrados en estas dos décadas en materia de seguridad. “Desde aquel incendio de sexta generación, que formó su propia meteorología dentro del fuego, se han desarrollado nuevas estrategias de extinción y protocolos de prevención. Se ha mejorado en todos los ámbitos. Ir a trabajar es importante, pero volver a casa lo es aún más. Seguimos aprendiendo para evitar que algo así vuelva a ocurrir”, ha destacado.
Fraguas ha querido nombrar uno a uno a los once integrantes del retén que perdieron la vida el 17 de julio de 2005: Mercedes Vives, José Ródenas, Alberto Cemillán, Pedro Almasilla, Sergio Casado, Jesús Ángel Juberías, Manuel Manteca, Marcos Martínez, Jorge César Martínez, Julio Ramos y Luis Solano.
El acto ha contado con la presencia de diversas autoridades regionales y provinciales. Han asistido Alfredo Barra, delegado de GEACAM en Guadalajara; Rubén García, delegado de Desarrollo Sostenible de la Junta de Comunidades en la provincia; y José Luis Escudero, actual delegado para la Accesibilidad y exconsejero de Desarrollo Sostenible, entre otras personalidades. Todos ellos han trasladado el reconocimiento y apoyo de la administración regional a las familias, a los compañeros de profesión y a toda la comunidad de Cogolludo.
La ceremonia ha concluido con un responso oficiado por el párroco local, Mauricio Muela, seguido de un emotivo aplauso colectivo en el que participaron vecinos, autoridades, Guardia Civil y bomberos forestales, y un minuto de silencio. Como colofón, Esperanza Matilla ha leído un poema escrito por Chema Muñoz, bombero forestal de la torre de vigilancia de La Riba de Santiuste. A continuación, se depositaron once ramos de flores frente al monolito, uno por cada una de las víctimas.
El incendio de La Riba de Saelices, originado el 16 de julio de 2005 por una barbacoa mal apagada, arrasó más de 13.000 hectáreas de monte de alto valor ecológico. El siniestro, que sorprendió a los brigadistas en plena operación de extinción, no pudo ser controlado hasta pasados varios días. Aquel trágico episodio marcó un antes y un después en la gestión de emergencias forestales en Castilla-La Mancha.