El IES Arcipreste de Hita arranca este curso con un innovador proyecto de aula de convivencia, un espacio transversal que busca tejer soluciones creativas a los enredos y tensiones que surgen en las aulas y por todo el centro.
Este martes, el alcalde Miguel Óscar Aparicio, flanqueado por la concejala de Educación, Susana Santiago, ha recorrido las instalaciones del instituto y ha charlado con sus responsables en el corazón de esta iniciativa: un aula acogedora, señalada en la puerta como «espacio seguro», provista de muebles cómodos y recursos variados.
Aquí, los conflictos se abordan desde una óptica fresca y colaborativa, con el equipo docente entero implicado y el respaldo de la comunidad educativa al completo.
Aparicio no ha escatimado elogios por esta apuesta valiente. «Habéis dado ya un paso de gigante», les ha dicho a los impulsores del proyecto. Entre sus virtudes, ha subrayado que alivia la carga de los departamentos de Orientación y Dirección, moviliza a todo el personal y crea un entorno donde los niños y niñas se sientan arropados y valorados de verdad.
La directora del centro, Belén Besteiro, ha detallado que el instituto lleva años cultivando respuestas adaptadas al alumnado con necesidades educativas especiales, entornos familiares complicados, perfiles disruptivos o barreras culturales y lingüísticas. Con unos 1.200 estudiantes, el Arcipreste de Hita ya cuenta desde hace más de una década con un programa de mediación y alumnos ayudantes; ahora, este aula de convivencia entra en escena a partir de mañana, 1 de octubre.
La orientadora Paula Llorente ha desgranado su esencia: un «enfoque en positivo» que deja atrás las medidas punitivas, «que no generan frutos en el alumnado». «No es un rincón de castigos; quien acude aquí, se pone manos a la obra», ha enfatizado, mientras resaltaba la meta de forjar alianzas con las familias, ofreciéndoles un acompañamiento cercano y empático.