Queda ya muy poco para que Don Juan vuelva a pasear por nuestras calles en una representación única, el Tenorio Mendocino. Una obra que dirigen tres personas Ana Vélez, Arantxa Orellana y Julio Prego. Desde la Clave de Guadalajara hemos querido hablar con una de ellas, Ana Vélez.
En una en una fecha muy especial, en un treinta y cinco aniversario, ¿Cómo se lleva eso?
Bueno pues recogiendo la ilusión que pusieron los que empezaron con esta iniciativa, todo aquel empeño que se puso para crear este evento. De momento son 35 años pero seguro que van a sumar muchos más.
¿Hay alguna novedad que que vaya a esperar el público?
Este año hemos querido hacer partícipe al mayor número de gente posible dentro del reparto. Al contar con dos días, lo que hemos hecho es hacer dos repartos distintos, de tal manera que habrá dos actores que interpreten a Don Juan, dos actrices con Doña Inés, dos comendadores,… tenemos la mayor participación de elenco hasta la fecha.
Y en cuanto a lo que sería el Tenorio Mendocino, podemos decir que está siendo un mes muy mendocino, está la exposición de carteles y vestuarios en la Delegación de la Junta. Este martes tuvimos la representación ‘De aquellas capas estos logros’ y el fin de semana pasado Jornadas Mendocinas. Alrededor del Tenorio siempre se mueven muchas otras actividades y este año con más razón.
Comenzaste tu andadura en en en 2022, el año que volvía a las calles después de la pandemia. Ahora, este tiempo después y que ahora que celebramos este treinta y cinco aniversario, ¿estás más tranquila o más nerviosa que que aquella primera vez?
No sabría que decirte, uno siempre se pone nervioso cuando tiene algo así entre manos, pero es verdad que poco a poco se van afianzando amistades, confianzas y eso al final te da mucha seguridad.
También es cierto que contamos con el apoyo del público, que sabemos que es un evento que gusta mucho en Guadalajara, aunque siempre hay cierto nervio porque estás poniendo tu trabajo, tus ganas y tu corazón y esperas que todo salga bien.
¿Cómo es dirigir en un espacio abierto?
Pues no he dejado de mirar la página del tiempo, aunque para tranquilidad del público siempre se plantean alternativas, de una forma u otra se va a hacer.
Es cierto que a la hora de dirigir en exteriores tienes que tener todo muy bajo control y casi hay que controlar más el sonido que la luz, porque al final todo el mundo tiene que escuchar bien la obra, ya que no todo el mundo tiene buena visibilidad debido al número de espectadores, pero también está el factor de que cuantos más aparatos técnicos tengas, más opciones hay de que se estropeen.
¿Y la gente joven se implica con el Tenorio?
Sí, al final el Tenorio Mendocino es más que una obra de teatro, es toda una experiencia y es una manera de vivir las calles, los espacios de Guadalajara, en ese sentido tiene algo muy especial, hay familias enteras que participan, que los hijos empezaron de niños y ahora ya son adultos, ha habido incluso niños que empezaron participando en el vientre de sus madres y hoy día siguen siendo parte del tenorio.
¿Hay alguna escena que no nos podamos perder?
Siempre hay que intentar verlo todo (ríe), pero si quiero hacer hincapié en una que parece que siempre ha sido como discriminada, se trata de la escena de la cena de la segunda parte. En la segunda parte la primera escena se hace en el patio del Liceo, que es el primer panteón y después de la cena se vuelve al segundo panteón y termina la obra en el patio del Liceo. Hay parte del público que prefiere quedarse ya en el sitio para no perder su lugar y ver el final, por eso la escena de LA CENA queda un poco abandonada por así decirlo, es una escena a la que no solía ir mucha gente. Cada año es verdad que esto va cambiando, pero a mi me gusta porque le tengo un cariño especial, tiene mucha belleza y es muy importante para la trama.



