Este viernes llega un huracán a Guadalajara, con su epicentro en pleno centro, en el Auditorio Buero Vallejo que acoge el espectáculo ‘Piensa en Wilbur’, para toda la familia en el que el único objetivo es que todos los asistentes salgan con una sonrisa de oreja a oreja y agotados de tanto reír, porque para Víctor Ortiz (Wilbur) la risa es una medicina natural.
¿Qué es lo que tienes preparado para el público de Guadalajara?
Pues los que vengan este viernes van a ver un espectáculo unipersonal, para toda la familia en el que se abarcan muchas disciplinas: cante, baile, malabares, acrobacias, monólogo, un poco de todo vamos. Se podría decir que soy un payaso que hace cosas y lo que si te puedo asegurar es que van a salir encantados, porque yo reparto para todos, para grandes, para pequeños, para todo el mundo.
Lo de mezclar acrobacias y niños es para que luego a los padres nos dé el infarto cuando el niño quiera imitarlo ¿no?
Bueno, para ellos es muy llamativo y el algo innato en los niños ¿qué niño no ha hecho el pino o la rueda lateral o una voltereta? cuando ven a un niño grande como yo haciéndolo les llama mucho la atención. Igual luego lo repiten en casa y claro, hay que tener cuidado con los muebles, la cristalería y demás.
Vienes del mundo del deporte de élite, donde has estado con personalidades como Gervasio Deferr. ¿Esa disciplina te ha ayudado también a la hora de hacer humor?
Como se suele decir el humor es muy serio. El deporte te da salud, te da control sobre tu cuerpo y sobre todo te da una disciplina que luego te sirve mucho para tu día a día. Cuando yo empecé en comedia apliqué toda esa disciplina y todo ese entrenamiento que yo había tenido. Por ejemplo, si yo quería hacer el molino en barra fija, sabía que me iba a costar un tiempo y un sacrificio, pues ahora hago lo mismo. En mis espectáculos mezclo todo esto porque lo he vivido desde pequeño, entonces hay humor, acrobacias, me caigo de culo y hay valores, valores con humor, pero valores.
¿Crees que vivimos en una sociedad en la que hemos dejado esa disciplina y constancia y queremos los resultados ya mismo?
Es verdad que todo tiende a acelerarse, la gente lo quiere todo ya y la vida tiene sus tiempos. En mis shows por ejemplo a veces tardo más de lo normal en hacer las cosas y los niños se impacientan y les digo «esto es la vida».
La vida tiene su ritmo y si tu quieres algo tienes que ganártelo.
¿Crees también que como sociedad nos hace falta reírnos un poco más de nosotros mismos?
Es importante reírse si, pero sobre todo es importante «partirse el culo», que te duela la barriga, la cara, que llores de la risa, eso es fantástico y es muy físico.
Como digo reírse es importante y eso parte riéndose de uno mismo. La gente se toma demasiado en serio a ellos mismos, y no hay que tomarse tan en serio, porque al final allí somos cuatro gatos, estamos cuatro días y realmente tampoco importa mucho lo que como hagas las cosas.
Jango Edwards decía que la risa es un arma de construcción masiva.
En tu show, ‘Piensa en Wilbur’, salen niños, ¿Cómo te preparas para recibir a esas bombas de improvisación que son los niños?
Si te soy sincero, no me preparo, me pongo a pensar en mi yo de niño y eso me lleva a convertirme en uno de ellos y me dejo llevar como una hoja movida por el viento. También salen adultos, pero ya están más moldeados por la sociedad y eso no pasa con los niños, si un niño sale y te dice que es Spider-Man pues es fantástico porque realmente lo cree. Son completamente inesperados, hay que dejarse llevar por ellos.
¿Conocías Guadalajara?
Pues sí, sí que lo conozco y le tengo un cariño muy especial, porque cuando llegué a llegué a Madrid en 2007, yo soy de Alicante, quedaba con un compañero que montamos un show juntos 2009 y quedábamos en Guadalajara, porque él vivía en Sacedón y yo iría en Cercedilla. Entonces, elegimos una nave donde ensayar y era en Guadalajara. Así que sí, le tengo un cariño especial porque fue de los inicios creativos, montando un show con otro compañero.
Y luego es una ciudad que me gusta.